jueves, 29 de noviembre de 2007

¿POR QUÉ FRACASA ACUERDO HUMANITARIO EN COLOMBIA?


Colombia: Una guerra conveniente para Uribe y Bush

ABN 28/11/2007

Caracas, 27 Nov. (Unidad de Investigación ABN).-

No importan miles de hermanos colombianos asesinados, millones de desplazados, no importan las decenas de secuestrados, eso no es lo que realmente importa. Uribe dio media vuelta y con cualquier excusa cortó la esperanza de sus compatriotas.
Puso fin a una gestión que amenazaba con ser exitosa. El Presidente Chávez y la senadora Piedad Córdoba se estaban acercando peligrosamente a lograr el canje humanitario.
Eso, por supuesto, tendrá un costo, pero seguramente no se equipara con los intereses políticos y económicos de Estados Unidos y del gran capital transnacional que representa el mandatario colombiano.
Para muchos no sorprendió el giro repentino que dio la política exterior colombiana. Contrariamente, para los entendidos lo extraño fue esa aparente apertura de Álvaro Uribe Velez, de conocida vinculación a grupos paramilitares, impulsor del Plan Colombia y creador de la llamada Seguridad Democrática. Colombia es el centro estratégico de la política hegemónica de Estados Unidos en América Latina. Fue el país elegido para este fin por las características históricas de su clase política. No en balde el investigador y economista colombiano Héctor Mondragón afirmó en una charla ofrecida en México en mayo de 2003 a propósito del Plan Colombia:
“¿Por qué Colombia es seleccionada para una tarea tan terrible, por qué es elegida para ser el Judas de Latinoamérica? Porque existe un aparato histórico de terror y de muerte que por años ha exterminado y liquidado a la oposición política y por décadas ha desplazado a los indígenas de sus tierras.”
Este aparato de terror militar ha sido el hilo conductor de los gobiernos neogranadinos del siglo XX y lo que va del XXI.
Según el periodista y analista colombiano Horacio Duque Giraldo, el plan Lazo, diseñado en 1964 para alcanzar la “pacificación” del país; el Plan Andes que en 1968 contemplaba tres etapas en la guerra contra-guerrillera; el Manual Provisional para el Planeamiento de la Seguridad Nacional (1974); la estrategia nacional contra la violencia de César Gaviria (1991); y el Plan Colombia de Andrés Pastrana (1999), son muestras de la dinámica de confrontación interna que ha mantenido la derecha en este país.
De tal manera que la lógica de Uribe, como fue la de presidentes que le antecedieron, no es de paz, sino de confrontación. El internacionalista venezolano Sergio Rodríguez, afirma: “ la guerra es tan necesaria para Uribe, como lo es para Bush la guerra en Irak”.
Para Rodríguez, el presidente Colombiano acudió a Piedad Córdoba y al presidente Chávez en una intención de tener el argumento perfecto para decir: “ni siquiera ellos pudieron (lograr el canje) no me lo pidan a mí”.
Agrega el analista y profesor del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual, que tal petición fue una jugada de Uribe para derrotar a un adversario interno: Piedad Córdoba y al presidente Chávez, un adversario internacional, no sólo de su política, sino de Estados Unidos, que halló en el narcotráfico y la guerrilla de Colombia la excusa perfecta para intervenir militarmente en la región a través del llamado Plan Colombia.
“Un escenario de paz paralizaría el Plan Colombia y paralizaría el Plan Colombia. Significa que tendrían que retirar a las fuerzas militares (estadounidenses) de allá, ya que el discurso de la lucha contra el narcotráfico se cae, porque además las cifras de la lucha contra el narcotráfico no han demostrado que el plan sea eficiente en cuanto a volúmenes de exportación y distribución de drogas en el mundo”, afirma Rodríguez.

Plan Colombia: estrategia de intervención
Bajo la careta de un “Plan para la paz, la prosperidad y el Fortalecimiento del Estado” como fue presentado por Andrés Pastrana, nació en 1999 el Plan Colombia con el apoyo del entonces presidente de Estados Unidos, el demócrata, Bill Clinton.
Su objetivo, según especifica el documento original publicado por la presidencia de Colombia en 1999, fue generar una revitalización económica y social del país y crear una estrategia antinarcóticos.
Pastrana lo vendió como “el nuevo Plan Marshall para Colombia”, la versión original no hablaba del incremento de las fuerzas militares, ni tampoco de la erradicación de las plantas de coca a través de aspersiones químicas. Solamente proponía la erradicación manual de los cultivos.
La versión final fue otra cosa. Escrita en inglés, centró la atención en combatir el narcotráfico y fortalecer las fuerzas militares. De hecho, Pastrana admitió que el 68% de la ayuda dada por Estados Unidos en aquel momento se dirigió a fortalecer las fuerzas militares.
Entre 2000 y 2003 Estados Unidos destinó 2 mil 440 millones de dólares al Plan Colombia y otros mil 970 millones a ayudas de policías y militares de Colombia; 16 compañías estadounidenses llegaron a Colombia para ofrecer servicios de seguridad a un costo de 150, 38 millones de dólares y el gobierno estadounidense donó 22 helicópteros UH- Blackhawk
Tal despliegue militar y financiero, incrementado durante el gobierno de George W. Bush, lejos de reducir la violencia y el narcotráfico, lo aumentó.
En abril de 2002 Mary Robinson, alta comisionada de la Organización de las Naciones Unidad (ONU) para los Derechos Humanos, declaró haber comprobado en 2001 la expansión y consolidación de los grupos paramilitares en Colombia que según dijo: “están entre los más violadores de los derechos humanos” y destacó “sus vínculos persistentes con funcionarios y fuerzas de seguridad”. 'Estoy particularmente inquieta por las afirmaciones de los paramilitares según las cuales un número importante de personas elegidas recientemente en el Parlamento representan a grupos paramilitares', declaró al presentar su informe sobre Colombia ante la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.
Tampoco el plan ha contribuido a reducir los cultivos para drogas ilícitas. La Casa Blanca reconoció que en 2006 que aumentó la extensión de los cultivos colombianos de coca, pese a las intensas fumigaciones del Plan Colombia denunciadas como dañinas para la salud en Ecuador.


En su informe 2006, la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de Estados Unidos “midió 8% de aumento de los cultivos, unas 13.000 hectáreas más que en 2005.
Estos resultados demuestran que el Plan Colombia tiene otro objetivo, el cual, según el profesor Sergio Rodríguez, es reestructurar la presencia militar de Estados Unidos en la región.
“Después del tratado Torrijos-Carter, cuando EEUU debió salir de Panamá en 1999, quedó completamente desestructurada su presencia militar, porque en el canal de Panamá estaba la sede del Comando Sur. Ellos necesitaban reestructurar su presencia en el continente a través de la creación de un enemigo que en ese momento fue el narcotráfico”
Explicó que bajo la excusa de una supuesta lucha contra el narcotráfico, trasladan el Comando Sur primero a Miami y las principales fuerzas de ocupación a Puerto Rico y determinan poner bases aéreas en Curazao, El Salvador, Honduras, en Manta (Ecuador) y en el Amazonas brasileño.
Mondragón no pierde de vista el fondo del Plan Colombia y afirma: “escribe en el Washington Post, el senador (republicano) Paul Coverdell algo que va a marcar el destino posterior del Plan Colombia (…) dice el senador que eso es necesario porque hay que controlar Venezuela, porque allí están los yacimientos de petróleo más grandes del hemisferio occidental”


La guerra de Uribe, el peon del imperio


Álvaro Uribe Velez ha cumplido al pie de la letra el mandato de Estados Unidos: evitar a toda costa el logro de la paz en Colombia.
Mary Robinson, Alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, declaró el 22 de abril de 2002 en Ginebra estar alarmada por la proposición de uno los principales candidatos presidenciales en Colombia Alvaro Uribe Velez de armar a un millón de civiles para restablecer la seguridad en el país.
Esta fue una de las ofertas de campaña del entonces candidato, que posteriormente se convirtió en la estrategia de la llamada “Seguridad Democrática” una de las bases del Plan de Desarrollo de su gobierno y una de las razones esgrimidas para sacar a Chávez de la mediación para el canje humanitario.
Dicho plan no contempla ni remotamente alguna solución negociada del conflicto en Colombia. Por el contrario, se trata, como lo dice Horacio Duque Giraldo, de una inocultable estrategia militar de guerra a la que se le denomina dulce y eufemísticamente “Seguridad Democrática”.
Esta estrategia, aplicada paralelamente al Plan Colombia, comprende entre otros aspectos, la creación de una red de un millón de cooperantes encargada del espionaje a los ciudadanos, las Zonas de Rehabilitación, las cuatro nuevas brigadas móviles, los batallones de alta montaña, los soldados campesinos, los doce grupos de anti-terrorismo urbano y los sofisticados equipos militares como los localizadores y rastreadores satelitales.


“En efecto, el corazón de lo que ya se conoce como política de defensa y seguridad democrática del actual gobierno , es un plan bélico contra la insurgencia guerrillera, la cual se pretende doblegar y someter mediante la economía de guerra y el fortalecimiento militar con tecnologías de punta”, escribió Duque en un artículo publicado en marzo de 2003.
Según el analista colombiano, el plan gubernamental contempla el uso de pequeñas unidades autónomas, previstas de gran poder de fuego, un buen entrenamiento e información en tiempo real. Toda una estrategia bélica que no deja lugar a dudas sobre los objetivos del gobierno de Uribe.
En conclusión, tal como lo requiere el Departamento de Estado, así lo hace Uribe. Lo que se concibió y ejecuta, bajo la máscara de la llamada “Seguridad Democrática”, es otro capítulo de la guerra sin fin que desangra a Colombia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy un ciudadano colombiano estoy cansado de esta guerra que solo beneficia los interes de unos pocos acusan a Uribe como peon del imperio pero quien es el peon si las FARC y el ELN contribuyen al enriquecimiento de los Imperios Ruso y Norteamericano con la compra de armas. Armas que solo sirven para matar ciudadanos Colombianos Inocentes que a diario tenemos que sufrir los rigores de una guerra que lo único que nos ha dejado es pobreza y subdesarrollo. Yo acuso al Gobierno Y a la insurgencia Colombiana en cabeza de las FARC y ELN al empobrecimiento de la nación; por que la nación somos todos los ciudadanos de bien, le exigimos a la insurgencia Colombiana dejar las armas por que no nos representan solo representan a los imperios que se lucran con esta guerra fraticida. No queremos más guerrilla no representan al pueblo y nos ofenden con sus actuaciones.


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