domingo, 13 de julio de 2008

La vieja, rancia y podrida oligarquía argentina vuelve a las andadas como en el ´76


El ministro de economía de la dictadura argentina y miembro de la SRA, José Alfredo Martínez de Hoz, junto al genocida tragaostias, el general Jorge Rafael Videla (De iquierda a dercha)
En estos últimos cuatro meses la patronal rural argentina, ataca con toda la virulencia al gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con piquetes, cortes de ruta, desabastecimiento de alimentos, actos vandálicos, guerra psicológica y movilizaciones. En el fondo se trata sólo de una cuestión de dinero y poder para la casta rural. Han movilizado a todo los medios masivos de comunicación contra un gobierno que pretende redistribuir tibiamente la riqueza. Pero sólo esto se ha tornado intolerable para la Sociedad Rural Argentina, gremio que apoyó la dictadura genocida argentina entre los años 1976 a 1983. La solicitada publicada en Argentina en el año 1977 (ver documento La Sociedad Rural Argentina al País), refleja el pensamiento de esta clase, que no ha variado un ápice a la fecha de hoy. Nuevamente vemos embates desestabilizadores sobre la frágil democracia argentina.
En el contexto regional latinoamericano podemos apreciar igualmente como se baten las oligarquías con los representantes de pueblos que intentan responder a las expetativas de los ciudadanos. En Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela se libran batallas de este tipo, donde las oligarquías nativas siempre cuentan con el inestimable apoyo y soporte de Washington.



A continuación el texto trascripto publicado en Buenos Aires el 24 de marzo de 1977 por la Sociedad Rural Argentina, con motivo de "celebrar" el aniversario del golpe militar, donde la SRA insta a los dictadores a profundizar el proyecto:

"La Sociedad Rural Argentina (SRA) al País. En el primer aniversario del gobierno de las Fuerzas Armadas (FFAA).

Hoy hace una año que el país se debatía en la más profunda crisis por la que ha atravesado su historia.

La corrupción, la falta de autoridad, el desgobierno, el crimen como medio político, eran caracteres dominantes de la situación. En lo económico, la inflación descontrolada y el desorden fiscal eran insostenibles. Se estaba al borde de la cesasión de pagos; en suma, el país se desintegraba.
En esos momentos todos estábamos dispuestos a dar cualquier cosa por tener garantías mínimas de vida y de bienes, por volver a respirar aire puro.

Fue en tan graves circunstancias que las Fuerzas Armadas tomaron las riendas del país con patriótico empeño, para evitar la desarticulación total. Su advenimiento al gobierno fue apoyado por todos. En aquel momento nadie medianamente informado creyó en la posibilidad de revertir la situción en un plazo breve.

Un año después, luego de una ardua labor, varios e importantes son los logros materializados. Quizás mayores aun de lo que nos puedan parecer sin la suficiente perspectiva.

La guerrilla apátrida y brutal, amparada en buena medida por las anteriores autoridades, ha sufrido rudos golpes y está en franca retirada. Ahora se dedica desde el exterior a atacar al país, através de la prensa izquierdista, cínicamente abusando de la calificación de derechos humanos, que ellos jamás quisieron respetar.

Sin embargo queda mucho por hacer. Es indispensable reforzar el proceso dándole otro ritmo, lograr definiciones y tomar decisiones que hacen al fondo del mismo y que son necesarias para proyectar a la Nación hacia su modernización, conforme al plan económico inicialmente enunciado.

En efecto, debemos desarmar el andamiaje creado por casi 35 años de una lenta pero sistemática estatización socializante, que en definitiva ha demostrado su fracaso, al empobrecernos a todos, y al no haber dado los frutos que algunos sectores ansiosos, confundidos o equivocados, esperaban de su aplicación.

Este proceso requiere el apoyo y sacrificio de todos los sectores, sacrificios que deben hacer no sólo los empresarios y los obreros, sino especialmente el Estado, dando el ejemplo a través del reordenamiento presupuestario, que ya ha comenzado, la liquidación de las empresas estatales y el redimensionamiento de la burocracia.

Ahora no debe dominarnos la impaciencia. Volvamos nuestra memoria al 24 de marzo de 1976 y comparemos la actual situación con aquella, recordemos etapas similares y veremos que las experiencias pasadas nos indican la inconveniencia de actitudes demagógicas, de aperturas políticas prematuras, que pueden entorpecer o demorar una efectiva recuperación del país en todos los órdenes.

La Sociedad Rural Argentina reitera frente a los productores y la ciudadanía en general su apoyo a toda acción que signifique completar el proceso iniciado el 24 de marzo de 1976, para poder lograr así los fines propuestos, que en definitiva son los grandes objetivos nacionales."


Un grafiti en la calles argentinas refleja sentimiento antioligárquico y popular en estos días




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