lunes, 10 de diciembre de 2007

Bienvenido a la península

Náuseas

Por JLF para Redsur


En la coyuntura histórica que atraviesa la humanidad, las innovaciones tecnológicas permiten que los medios de comunicación desarrollen el rol que en otros tiempos cumplían las religiones. Los medios construyen y moldean una matriz de opinión, o expresado de manera menos sutil, realizan un lavado de cerebro colectivo con el fin de facilitar o allanar el camino de los intereses que movilizan a los propietarios de los medios masivos de comunicación/manipulación.
En Latinoamérica está en juego la construcción de un modelo alternativo al capitalismo neoliberal y en buena medida se consolidará según el éxito que tengan los gobiernos de nuevo cuño como los de Venezuela, Bolivia o Ecuador.
Luego de permanecer casi un mes en la República Bolivariana de Venezuela, he regresado a España el martes 4 de diciembre. Al salir de Barajas, cogí el tren rumbo al levante, me puse a leer los periódicos y encontré en ellos opiniones como la del monárquico Luis María Ansón (miembro de la Real Academia Española, lo cual dice mucho de la institución), un fascista añorante de los tiempos de Fernando VII, cuando la monarquía gobernaba los destinos de los súbditos españoles y sus colonias transoceánicas. El individuo en cuestión forma parte de la jauría antichavista, acicateada por el conflicto desatado en la XVII Cumbre Iberoamericana, en la que como dijo el periodista español Pascual Serrano, su majestad protagonizó “el día que Juan Carlos de Borbón dijo algo que no le habían escrito”. Los periodistas como Ansón, protagonistas del diluvio mediático, han salido a dar nuevas dentelladas sobra la humanidad de Chávez y glorificar al monarca que nos legara el caudillo Francisco Franco. Viva España, viva el rey, muera el “caudillo bufón”, “el impresentable Chávez”, “payaso”, “pantera de java”, “bufón impertinente”, “impresentable caudillo” (ver columna del realista en El Mundo “Canela Fina”, martes 4 de diciembre de 2007) entre otros adjetivos que le intercala el miembro de la RAE, para no mencionar las calumnias que intenta filtrar. En el mismo periódico, (miércoles 5 de diciembre) Luis Herrero, europarlamentario del PP en la sección “tribuna libre”, hace referencia a Chávez como “el gorila malherido” o “el gorila rojo”.
"El deseado" Fernando VII, hasta que lo conocieron...
Este tipo de comentarios abonan el fascismo latente de la sociedad española y crean un verdadero estado de psicosis colectiva como ya he tenido oportunidad de comprobar, cito algunos ejemplos de ello: 1) “¿Es verdad que Chávez se baña en sangre de pollo?” me pregunta un ama de casa de clase media acomodada española. Sugiriendo así la condición demoníaca del líder mestizo latinoamericano. 2) “Chávez es un dictador”, afirma la propietaria de un pequeño almacén de productos latinoamericanos, donde compro habitualmente yerba mate. 3) “Chávez es un fascista” asevera un camarógrafo de bodas, bautismos y comuniones. 4) “Muerte al dictador que boicotea a empresas españolas”, ha sido lo último que me dijo un exaltado nacionalista. Este tipo de opiniones las he recogido a dos días de mi llegada. El terreno ya está abonado. La pluma letrina de Ansón, los piadosos rezos de monseñor Rouco Varela y su Santidad, o el lobbie antichavista del genocida de las Azores, José María Aznar, pueden estar satisfechos de haber cumplido con su labor de envenenamiento de las almas. Pero nunca tendrán la fuerza que otorgan la verdad histórica, la ética y la justicia.
En cuanto a la opinión de la mayor parte del pueblo español sobre Chávez me viene a la memoria la expresión que se le adjudica a Jesús en la cruz, “perdónalos padre porque no saben lo que hacen”.

El presidente Chávez, quien ha dicho que si Cristo viviera sería socialista

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