por Thierry Meyssan*
Desde el sábado 27 de diciembre de 2008, a las 11:30 de la mañana (hora local), las fuerzas armadas de Israel lanzaron una ofensiva contra el territorio palestino conocido como la franja de Gaza. El ataque fue primeramente aéreo para convertirse también, desde el 3 de enero 2009 a las 6:30 de la tarde (hora local), en un ataque terrestre.
Las autoridades israelíes dicen apuntar exclusivamente a las instalaciones del movimiento Hamas y tomar el «máximo» de medidas necesarias y precauciones para evitar la pérdida de vidas entre los civiles.
En la práctica o en la realidad, apuntar «a las instalaciones del Hamas» significa destruir no solamente las instalaciones de ese partido político, sino también los hogares de sus cuadros y, sobre todo, los edificios públicos y oficiales.
En otras palabras, la operación actual tiene como objetivo aniquilar toda forma de administración en la franja de Gaza. El general Dan Harel, jefe adjunto del Estado Mayor precisó: «Esta operación es diferente de las anteriores. Hemos colocado la barra bien arriba y vamos en esa dirección. No solo golpeamos a los terroristas y los lanzacohetes [palestinos] sino el gobierno del Hamas en todo su conjunto. Nuestros objetivos son edificios oficiales, las fuerzas de seguridad, y hacemos responsables al Hamas de todo de lo suceda y no hacemos distinción alguna entre sus diferentes ramas».
Aclaremos que la frase «hacer todo lo posible para evitar la perdida de vidas de civiles» no es más que pura retórica imposible de concretar en la realidad: con alrededor de 3 900 habitantes por kilómetro cuadrado [1], la franja de Gaza es uno de los territorios más densamente poblados del mundo. Resulta materialmente imposible alcanzar los blancos designados sin destruir a la vez los alojamientos civiles aledaños.
Las autoridades israelíes dicen estar actuando en legitima defensa. Según ellas, los lanzamientos de cohetes [palestinos] contre el Estado judío comenzaron nuevamente desde la ruptura unilateral del alto el fuego por el Hamas, el 19 de diciembre de 2008.
Pero resulta que el Hamas no rompió la tregua. Una tregua de seis meses había sido pactada entre Israel y el Hamas, a través de Egipto. Israel se había comprometido a levantar el bloqueo de la franja de Gaza; Egipto se había comprometido a abrir de nuevo el paso de Rafah, puesto fronterizo de su territorio con la franja de Gaza; y el Hamas se había comprometido a poner fin a sus lanzamientos de cohetes contra Israel. Pero Israel y Egipto no cumplieron sus promesas. Hamas puso fin a los lanzamientos de cohetes durante varios meses. Y recomenzó en noviembre a consecuencia de una sangrienta incursión israelí contra su territorio. Después de constatar la duplicidad de sus interlocutores, el Hamas juzgó inútil la renovación de un acuerdo respetado solamente por una de las partes implicadas.
Los lanzamientos de cohetes palestinos contra Israel han tenido lugar desde el año 2001. Cerca de 2 500 lanzamientos han sido contabilizados en 7 años. Han dejado un total de 14 israelíes muertos hasta el inicio de la actual ofensiva israelí. No han dejado sin embargo ninguna víctima desde el fin de la tregua y el último ataque israelí.
La noción de legítima defensa supone, sin embargo, que esta sea proporcional al supuesto ataque que la provoca, lo cual no es el caso. El ejército israelí ha activado unos 60 bombarderos y al menos 20 000 soldados armados hasta los dientes contra unos cuantos miembros de la Resistencia palestina armados de lanzacohetes rudimentarios y grupos de adolescentes que lanzan piedras a los soldados.
Resulta imposible establecer en este momento un estimado de los daños humanos y materiales. Hasta el décimo día de bombardeos israelíes, los hospitales otros servicios de urgencia habían contabilizado 530 muertos [mayormente mujeres, ancianos y niños]. Esa cifra no incluye las victimas fallecidas antes de poder recibir ayuda, cuyos cuerpos son recuperados directamente por los familiares sin pasar por los servicios de salud. Los heridos se cuentan por miles. Debido a la falta de medicamentos, los heridos no podrán recibir la asistencia médica necesaria y quedarán en su mayor parte discapacitados por el resto de sus vidas. En cuanto a los daños materiales, ya son considerables.
La operación comenzó durante la fiesta del Hanukah, un día de sabbat. Recibió la denominación de «Plomo endurecido» en referencia a una canción de Haim Nahman Bialik, que se entona durante los ocho días de Hanukah. Así que Israel, que se autoproclama como el «Estado judío», promueve esta operación militar al rango de causa nacional y religiosa.
La celebración del Hanukah conmemora el milagro del aceite: para agradecer a Dios, los judíos que habían rechazado los ataques de los griegos, encendieron una lámpara de aceite en el templo profanado que querían purificar. La lámpara sólo contenía aceite para un día, pero se mantuvo encendida durante ocho. Al relacionar la actual operación militar con el milagro de la lámpara de aceite, las autoridades israelíes indican a su población que no es impuro de matar palestinos.
La guerra israelí contra los civiles palestinos ha generado protestas en el mundo entero. Las manifestaciones más importantes han tenido lugar en Turquía, donde han salido a las calles 700 000 personas.
En respuesta, el National Information Directorate, nuevo órgano de propaganda vinculado a los servicios del primer ministro [israelí] exhortó a los diferentes líderes israelíes a desarrollar otro argumento [más presentable, destinado a la opinión pública y como cobertura a sus sangrientas fechorías].
La operación «Plomo endurecido» sería así una batalla más en la «guerra mundial al terrorismo» anunciada y declarada por los EEUU [y su tristemente célebre presidente George W. Bush] con el apoyo de Occidente. En definitiva, Estados Unidos considera al Hamas como una organización terrorista, aunque formalmente no lo es a los ojos de la Unión Europea. El gobierno israelí intenta de retomar el tema del «choque de civilizaciones», tan apreciado en el seno de la administración Bush, aunque la administración Obama que debe entrará en funciones el próximo 20 de enero ya ha anunciado claramente su intención de abandonarlo.
Estas elucubraciones retóricas dejan entrever las verdaderas causas de la operación militar israelí, presentes en la naturaleza misma del enfrentamiento y en la peculiar característica de la operación actual.
La lógica del movimiento sionista consiste en apropiarse de la tierra palestina mediante una limpieza étnica o, en su defecto, imponiendo allí un sistema de apartheid.
Los palestinos serán entonces ubicados en reservas, según el modelo de los bantustanes sudafricanos, lo cual se está haciendo ya en Cisjordania de un lado y en la franja de Gaza. Cada 5 o 10 años, se realiza una importante operación militar [israeli] para prevenir cualquier intención de resistencia de parte de la población palestina. Desde este punto de vista, la operación «Plomo endurecido» sólo es una masacre entre tantas, perpetrada por un Estado que goza de total impunidad desde hace 60 años.
El diario israelí Haaretz reveló que el ministro de la Defensa, Ehud Barack, sólo aceptó la tregua de 6 meses para lograr que los combatientes del Hamas salieran a la luz. Y aprovechó ese periodo para localizarlos con el objetivo de aniquilarlos en cuanto se presentara la ocasión [2].
El silencio de la nueva administración de Estados Unidos
Esta operación se produce en pleno periodo de transición de la presidencia estadounidense. Desde septiembre del 2008, los observadores mejor enterados, vaticinaban que Barack Obama llegaría a la Casa Blanca gracias al apoyo de una coalición heteróclita que incluye al complejo ecológico-financiero, el movimiento sionista, los generales descontentos y los partidarios de la Comisión Baker-Hamilton. Yo mismo había anunciado ese resultado desde el mes de mayo.
Pero esa coalición no tiene una posición definida y clara acerca del Medio Oriente. Los generales descontentos y los partidarios de la Comisión Baker-Hamilton consideran, como su principal inspirador, el general Brent Scowcroft, que Estados Unidos ha sobrepasado la capacidad de despliegue de sus fuerzas armadas y que está obligado actualmente a limitar sus objetivos y reponer fuerzas.
Ellos se opusieron a la posibilidad de emprender una guerra contra Irán y han afirmado, por el contrario, la necesidad de obtener la ayuda de Teherán para evitar la debacle en Irak. También deploran los intentos de modificación de las fronteras correspondiente al proyecto del «Gran Medio Oriente» y hacen un llamado a favor de un periodo de estabilidad.
Algunos incluso se pronuncian por la incorporación de Siria e Irán en el bando atlántico [la OTAN] presionando a Israel para que restituya el Golán [territorios sirios ocupados por Israel] y resuelva parcialmente la cuestión palestina. Proponen además que se indemnice a los Estados que otorguen su ciudadanía a los refugiados palestinos e invertir masivamente en los Territorios para hacerlos económicamente viables. Esa perspectiva significa el fin del sueño expansionista de los sionistas, así como el fin de ciertos regímenes árabes que hasta ahora gozaban del apoyo de Washington.
Por su lado, los sionistas estadounidenses que lanzaron a Barack Obama al mundo de la política hace tan sólo 12 años, y a los cuales se han unido los Clinton desde que Hillary se convertió al sionismo cristiano y se incorporó a la Fellowhip Foundation, apoyan la continuación del proyecto de apartheid [en Palestina].
Conforme a la carta de George W. Bush a Ariel Sharon y la conferencia de Anápolis, ellos quieren concluir la transformación de los Territorios en bantustanes. Estados Unidos y sus aliados reconocerían a uno o dos Estados palestinos, pero este o estos Estados no serían soberanos. Tampoco tendrían ejércitos y tanto su política exterior como sus finanzas quedarían bajo control israelí. Si se llegará a erradicar la Resistencia [palestina], dichos Estados se confundirían poco a poco con el paisaje, como las reservas de indios en Estados Unidos.
Inquietos por su futuro común, las delegaciones de Egipto, Israel y Arabia Saudita se reunieron en Egipto en septiembre y octubre de 2008. Según una fuente de la Resistencia, al término de esas negociaciones, se decidió que en caso de evolución desfavorable en Washington, Israel lanzaría una amplia operación militar en Gaza, financiada por Arabia Saudita, mientras que Egipto propiciaría la entrada de paramilitares en Gaza. En el pasado, los gobiernos árabes dejaron a menudo el campo libre a Israel, pero es la primera vez que participan en la planificación de una guerra israelí, conformando así un eje sionista musulmán.
Informados en tiempo real por el jefe de gabinete Rahm Emanuel (quien tiene doble ciudadanía, israelí y estadounidense) sobre la correlación de fuerzas en el seno del equipo de Obama, la troika Israel-Egipto-Arabia Saudita tuvo conocimiento sobre la distribución de las funciones. Los puestos importantes en el Departamento de Estado serán atribuidos a protegidos de Madeleine Albright y Hillary Clinton. Los dos secretarios de Estado adjuntos, James Steinberg y Jacob Lew, son sionistas convencidos. El primero participó en la redacción del discurso de Obama ante el AIPAC.
El Consejo de Seguridad Nacional está en manos de atlantistas inquietos ante la posibilidad que las provocaciones israelíes acaben perturbando el aprovisionamiento energético de Occidente, el general Jones y Tom Donilon. Jones, que tenía a su cargo el seguimiento de la Conferencia de Anápolis, ha expresado varias veces su descontento por la actitud israelí. El puesto de secretario de Defensa se mantiene en manos de Robert Gates, ex adjunto de Scowcroft y miembro de la Comisión Baker-Hamilton. Gates se prepara para despedir a de los colaboradores que había heredado de Donald Rumsfeld de los que no había podido deshacerse anteriormente, como ya hizo con dos maníacos anti-iraníes, el secretario encargado de la Fuerza Aerea, Michael Wynne, y su jefe de Estado Mayor, el general T. Michael Moseley.
En resumen, la troika puede seguir contando con el apoyo diplomático de Estados Unidos, pero no con su ayuda militar masiva.
Egipto, Arabia Saudita y los 10 000 paramilitares árabes con Israel
Esa es la nueva situación en cuanto al Medio Oriente. Por vez primera, una guerra israelí se desarrolla sin financiamiento estadounidense sino de Arabia Saudita. Riyad paga por aplastar al principal movimiento sunnita que no está bajo su control, el Hamas. La dinastía de las Saud sabe que tiene que eliminar toda alternativa sunnita en el Medio Oriente para poder mantenerse en el poder. Por apuesta por el sionismo musulman. Por su parte, Egipto teme una contaminación proveniente de los Hermanos Musulmanes.
Sin embargo, la estrategia militar sigue siendo estadounidense, como lo fue durante la guerra de 2006 contra el Líbano. El objetivo de los bombardeos no es la eliminación de los militantes, lo cual, como señalé anteriormente, no tiene sentido en el medio urbano, sino paralizar la sociedad palestina en su conjunto. Se trata de la aplicación de la teoría de los 5 cínculos, de John A. Warden III.
En definitiva, y seguimos citando al diario israelí Haaretz, Ehud Olmert, Ehud Barack y Tzipi Livni decidieron ir a la guerra desde el 18 de diciembre, o sea el día antes de la expiración de la tregua.
El National Information Directorate organizó un simulacro, el 22 de diciembre, para prever las mentiras que servirían para justificar la masacre. La operación comenzó el 27 de diciembre, para evitar toda interferencia del Papa. Benedicto XVI habló sin embargo, en su mensaje de Noel, de «un horizonte que parece ensombrecerse nuevamente para los israelíes y los palestinos».
Volvamos al teatro de operaciones. La aviación israelí preparó el terreno para una penetración terrestre, que le abre el camino a los paramilitares árabes. Según nuestras informaciones, alrededor de 10 000 hombres están concentrados actualmente cerca de Rafah. Entrenados en Egipto y Jordania, se encuentran bajo las órdenes del ex consejero nacional de seguridad de Mahmud Abbas, el general Mohammed Dahlan (el hombre que organizó el envenenamiento de Yaser Arafat por cuenta de los israelíes, según documentos que se hicieron públicos hace 2 años). Esos hombres están llamados a desempeñar el papel que ya cumplió en Beirut la milicia de Elie Hobeika cuando las tropas de Ariel Sharon rodearon los campamentos de refugiados de Sabra y Chatila.
Pero la troika sionista no se decide a soltar a sus «perros de guerra» mientras no se defina la situación militar dentro de la franja de Gaza. Desde hace dos años, gran número de miembros de la Resistencia palestina se han ido entrenando conforme a las técnicas de guerra de guerrillas del Hezbollah.
Teóricamente, no disponen del armamento necesario para ese tipo de combate, pero tampoco existe información precisa sobre sus capacidades reales. Una derrota terrestre significaría una catástrofe política para Israel después de la derrota que sufrieron sus fuerzas terrestres en el Líbano, en 2006, y el fracaso de sus instructores en Georgia, en 2008. Siempre existe la posibilidad de retirar rápidamente los blindados israelíes de Gaza, pero no será así para retirar a los paramilitares árabes.
La Unión Europea pidió una tregua humanitaria. Israel respondió que no era necesario ya que no había aparecido una nueva crisis humanitaria desde que comenzaron los bombardeos. Para probar su buena fe, el autoproclamado «Estado judío» permitió la entrada de algunos centenares de camiones con ayuda alimentaria y médica… para 1 400 000 personas.
En cada una de las guerras que Israel ha desatado en violación del derecho internacional se organizó una escenificación previa de carácter diplomático para permitirle ganar tiempo, mientras que Estados Unidos bloqueaba cualquier proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU. En 2006m fue Romano Prodi y la conferencia de Roma. Ahora, es el presidente francés Nicolas Sarkozy quien se encarga de entretener al público. Sarkozy anunció que dedicaría dos días de su precioso tiempo al arreglo de un problema ante el cual todo el mundo ha fracasado desde hace 60 años.
Sin dejar lugar a dudas en cuanto a su parcialidad, Sarkozy recibió primeramente a la ministra israelí de Relaciones Exteriores Tzipi Livni y al líder sunnita saudita-libanés Saad Hariri y se entrevistó telefónicamente con el presidente egipcio OSN Mubarak, con el presidente títere de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas y con el primer ministro israelí Ehud Olmert.
*Thierry Meyssan
Periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire con sede en París,
Francia. Es el autor de La gran impostura y del Pentagate.
1- En 2005, la ONU estimaba la densidad poblacional de la franja de Gaza en 3 823 habitantes por kilómetro cuadrado. Desde entonces, aumentó al parecer de 12 a 16 por mil.2- «Disinformation, secrecy and lies: How the Gaza offensive came about», por Barak Ravid, Haaretz del 31 de diciembre de 2008. Una versión en francés de este artículo aparece en Contreinfo.info.
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